Que la covid-19 (coronavirus) se transmite principalmente por el aire es una realidad indiscutible a estas alturas.
Lo hace a través de los ya famosos aerosoles, que no son más que pequeñas partículas de saliva o fluido respiratorio emitidas por las personas al respirar, hablar, gritar o toser.
Aunque es evidente que los aerosoles emitidos por personas sanas no son un problema, los emitidos por personas infectadas pueden contener el coronavirus. El problema es que se mantienen flotando en el aire durante minutos u horas y, en ese tiempo, se pueden desplazar varios metros.
Las medidas prioritarias vs el coronavirus
1. Las mascarillas de uso general han de ser eficaces. Es necesario identificar y retirar del mercado aquellas que no lo son y enfatizar la necesidad de un buen ajuste. Una mascarilla mal ajustada (con huecos entre el borde de la mascarilla y la cara) puede ver reducida su eficacia a la mitad. En interiores compartidos, incluidos por supuesto los lugares de trabajo, hay que llevarla siempre, independientemente de la distancia entre personas.
2. Se han de promover las actividades en el exterior. Esto implica facilitar el uso de parques y jardines y vigilar los ‘falsos exteriores’ como terrazas cerradas.
3. Los espacios interiores se han de ventilar con aire exterior de forma continua y suficiente, mediante ventilación natural o mecánica. Se trata de añadir agua limpia a nuestra piscina de manera continua e ir sacando agua coloreada. ¿Cuánta? La suficiente para que la piscina nunca esté muy oscura, a pesar de que el surtidor con colorante no cese.
Los criterios se han de definir claramente. Incluso la OMS ha publicado recomendaciones sobre ventilación, aunque no expliquen aún con claridad cómo se producen los contagios.
4. Se ha de medir el CO₂ en interiores para verificar si la ventilación es adecuada. El CO₂ lo emitimos junto con los aerosoles al respirar, así que es un muy buen indicador de cuánto aire usado hay en un lugar. Es la mejor solución disponible actualmente para indicar el riesgo de contagio.
5. Se ha de informar sobre eficacia y posibles riesgos de las diversas tecnologías de limpieza de aire. La tecnología preferida es el filtrado (los conocidos filtros HEPA) por eliminar eficazmente aerosoles respiratorios.
6. Se ha de prestar especial atención a los centros educativos. Son espacios con las características que propician los eventos de supercontagio: muchas personas, muchas horas diarias y ventilación en ocasiones deficiente.
7. Se han de desarrollar y aplicar criterios, procedimientos y normativas claros y eficaces en la reducción del riesgo de contagio. El primero puede ser un límite de 700-800 ppm de CO₂ en interiores compartidos (hasta 1000 ppm si hay filtración suficiente).
8. La información de calidad es la mejor defensa. Se necesitan mensajes claros sobre cómo se transmite el virus y cómo protegernos. Es imprescindible que la población comprenda la lógica de las normas para adoptar el comportamiento idóneo en cada situación.
No es difícil. Hagámoslo.
bbc.com